domingo, 16 de agosto de 2009

Una cosa después de otra


Lee 2 Samuel 11.2-5

Una chica llamada Laura contó la historia del suicidio de un amigo y de cuanto dolor causó esta acción particular. Toda vez que alguien se suicida, este especial acto de desesperación trae ondas de dolor, confusión, miedo y profunda tristeza a la comunidad entera. Pero el punto de la historia no era el suicidio en sí mismo, sino el sendero trágico por el que algunas veces transitan las decisiones que tomamos.

Toma al rey David, por ejemplo. Aun en estos pocos versículos (vamos, léelos), es claro que David no comenzó decidiendo tener un hijo con una mujer casada y matar a su esposo en el proceso. No, él era igual que el resto de nosotros, avanzando un pequeño paso a la vez. Vio a Betsabé, pensó que era linda y permitió que su mente comenzara a preguntar, ¿ Y si nadie lo descubre?... ¿Y si es sólo una vez?... ¿Y si somos realmente cuidadosos? ... El rey primero se sintió atraído, luego fue lujurioso y finalmente tuvo que “poseer” a Betsabé. No planeó ninguno de los pasos siguientes—embarazo, asesinato y dolor. Simplemente dejó que los hechos ocurrieran, y una complicación siguió a la otra.

El pecado tiene una manera de hacer eso. Tú haces una pequeña elección (una mala) y tratas de cubrirla e incluso de ignorarla, y terminas atrapado en un pecado más grande que el primero. Este ciclo se repite una y otra vez. ¿Cuán diferente habría sido la vida de David si, después del primer pecado (sexo con Betsabé—bueno, en realidad, técnicamente codiciar a Betsabé y planear el sexo fue el primer pecado y el sexo fue el segundo ) hubiera confesado su pecado y aceptado las consecuencias? Probablemente no habría sido conocido como un asesino, ¿no es cierto?

Esto puede sonar severo, pero es cierto: Detén el ciclo del pecado en tu vida. Puede llegar a ser un hábito.

¿y Que hay que Hacer?
1. Piensa en una vez en que comenzaste con un pecado—una mentira, el hurto de algo, lo que sea—y esto se tornó en un problema mucho peor para ti. Piensa en qué podrías haber hecho diferente, después del primer pecado. ¿Qué podría haber pasado?

2. Decide si quieres o no vivir de modo diferente al rey David y no permitir que un pecado se transforme en varios. Si es así, escribe 1 Juan 1.9 en una tarjeta y colócala en la Biblia, leyéndola todos los días de esta semana: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”

3. Ora para que Dios te dé la valentía para admitir tus errores de inmediato, en lugar de tratar de encubrirlos.

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